17 junio 2009
SINFONIA AL UNISONO…
¿Qué hace que una canción con sólo un compás te haga sostener la respiración unos segundos, para escucharla, disfrutarla, sentir cómo gozas con la melodía a la que te subes mientras avanza?
¿Qué hace que la ames y la hagas tuya?
¿Los recuerdos?, ¿Algún misterioso efecto endorfínico en el cerebro por un timbre específico?
¿Serán acaso las ganas de querer escribir y tocar algo igual un día?
¿Las ganas de transformar ese sonido en el mejor arte que uno sepa hacer?
¿Algún día quien la hizo, podrá saber que en un lugar que se cae del mapa hay alguien disfrutando tanto su canción?
¿Tanto como el soplo que le llevó una madrugada a saltar de la cama y sentarse a tararear y escribir algo que tardaría meses en ver la luz, para oxidarse en el aire?
¿Tanto como el soplo que le llevó una madrugada a saltar de la cama y sentarse a escribir escenas, ideas sueltas en un papel, en la servilleta que acompañaba al alimento que esta en sus manos?
¿Tanto como el soplo que le llevó una madrugada a saltar de la cama y sentarse a escribir una nueva obra, ó una nueva historia?...
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